ENTREVISTA A DURÁN-DURÁN: “hoy deberíamos estar en contra de todo lo que nos mantiene a raya, de todo lo que limita lo que podemos llegar a ser o a hacer”.

por Guaro

Uno de los objetivos de Combus es producir documentos sobre la constelación de experiencias de los primeros años del HC en nuestra ciudad. Historias orales, archivos, relatos, hueveo, etc. Tratamos de arrancar un pedazo de lo sensible de esa secuencia y ponerla a disposición del presente, para ver si se producen reflejos, nuevas articulaciones… o simplemente por la belleza del gesto, porque nos importa y no queremos que se (nos) olvide. Con un poco eso en mente fuimos a entrevistar a Durán, una pieza valiosa que faltaba en nuestro bestiario. Hablamos de su trayecto, de lo que lo trajo a estas aguas y de la corriente que se lo llevó, pero no tanto. 

Siempre empiezo la cosa igual. Ya tu sabe que en COMBUSTION nos gusta vivir de la nostalgia, por lo que siempre comienzo las entrevistas apuntando hacia allá. ¿Cómo fue que te mezclaste con el Hardcore? Primeros atisbos. ¿Y en qué momento te sentiste 100% un chico HC, per se?

Lo del Hardcore fue bastante temprano, pero siempre estuvo mezclado con otras cosas. Creo que tuvo que ver mucho con el hecho de no sentirme muy cómodo en ninguna parte. Cuando tenía unos 9 años, circa 1987, empecé a interesarme mucho en la música. Tenía la suerte de que en esa época uno podía pillar muchas cosas en radio e incluso en televisión. Estaba Melodías subterráneas en la radio Galaxia, por ejemplo. Ahí conocí a los Pistols, a Bauhaus, a Joy Division o a The Damned. Pero al mismo tiempo escuchaba mucho jazz, mucho progresivo y, básicamente, todo lo que me cayera en las manos que no sonara a lo que estaba todo el día puesto en la programación radial. Escuchaba mucho el Alta Frecuencia y el Rock Tracks de Radio Tiempo. En el primero daban por igual a Genesis antiguo y a MC5 o Black Sabbath, lo que era una bocanada de aire fresco en un momento en que tenías que mamarte el “Thriller” en la tele unas 2 o 3 veces al día. Con eso se me empezó a abrir el mundo: los riffs, la lentitud, la velocidad, la oscuridad, la rabia. El programa Rock Tracks, que iba los días domingo en la radio fue lo que me dio vuelta la cabeza: aparecieron el Thrash, el Death Metal, y ahí, entre medio, el Hardcore. Si mal no recuerdo estaba auspiciado por el RockShop, y eran discos que llegaban allá ¿Podís creer que podías grabar entero de la radio el Agent Orange de Sodom, algún D.R. I. o el F.E.T.O. de Napalm Death. Bueno, ahí grabé por primera vez el Start Today, de Gorilla Biscuits. Imagínate, yo había pasado por Ramones, Misfits o Exploited, y por ahí, tipo ’91, escuché ese discazo. Ahí me quedé con eso. Luego me fui un año a vivir a España y ahí se me abrió el mundo. Pero insisto, para mí Youth of Today, desde la primera vez que lo escuché, ya estaba conectado con muchas otras cosas: Jesus & Mary Chain, Entombed o Maiden. Sobre si me sentí un chico hxc al 100%, jajaja…no, no creo que nunca haya sido completamente así. Era algo importante para mí en términos musicales, porque era parte de ese intento de buscar sentirme cómodo o de encontrar algo que me conectara con fuerzas que uno lleva adentro pero que desconoce o no sabe encauzar; luego también lo fue también por razones políticas, por un intento de experimentar prácticas que me parecían las correctas en cierto momento. Pero como te contaba, siempre hubo muchas músicas entremezcladas. Quizá, viéndolo ahora después de más de veinte años, te tendría que decir que todo eso del Hardcore respondía a algo mayor, y que era hacer las cosas de cierta manera: el Do It Youself, como le dicen, tratar de hacer las cosas desde uno mismo y de su capacidad de hacer lazos con otros de esa manera, y para mí eso siempre tuvo que ver con música a la que no todo el mundo podía acceder, música que generaba resistencias auditivas, estéticas o políticas para quienes estaban más atentos a la parrilla radial o televisiva del día a día.

No recuerdo el momento exacto. Pero si mal no recuerdo nos conocimos en esa primera clica de Fleming, no el “Team Colon” sino más la calaña del Tapia y los otros culiados, ¿no? En esa época más nos unía el patín más que el rock. Luego recuerdo paso un tiempo y nos volvimos a juntar por otro motivo. Ni recuerdo. Yo ya andaba más envenenado de punk y hxc y vos venias llegando de Barcelona, si es que no me equivoco, y el culiado traías toneladas de material que acá nadie tenía. Al rato formamos Alternocidio y el resto se lo lleva el viento. ¿Qué recuerdas de esa época? ¿Te da nostalgia? ¿Cómo recuerdas tú todo eso? ¿Cómo se lo explicarías a alguien de 20 ahora?

Sí, haciendo memoria, nos conocimos por el Skate. Debe haber sido más o menos por el ’90. Luego nos volvimos a ver cuando yo regresé de España el ’93. Yo apenas llegué, retomé lo de ir a Las Palmas, y seguí con el Death, el Black, y todo eso, que por alguna razón nunca me ha dejado. Creo que nos topamos en el mosh de una de las primeras tocatas que estuve apenas volví. Todavía recuerdo que fue en la Facultad de Arquitectura de la Chile, ahí en Marcoleta. Era música medio inclasificable por ese entonces: tocaban Entre Klles, Supersordo y Jusolis. Grandes bandas en ese momento. Era impresionante ver a Supersordo y a Jusolis; creo que eso nos hizo retomar la amistad, ahora en el nivel de la música. Recuerdo que a ambos nos gustaban mucho esas dos bandas. De hecho, al menos para mí, hasta el día son grandes bandas. Estaban a años luz de lo que pasaba. Recuerdo que nos gustaba mucho Fiskales, obviamente, pero Supersordo y Jusolis tenían mucho adentro. Eran cosas como para tomarlas y desenrollarlas; había mucho material adentro que quedaba por conocer. Si no habías escuchado Scratch Acid o los Black Flag post My War, estaban en Supersordo; en Jusolis había algo que iba de Helmet a Monster Magnet, y a bandas con las que yo ya alucinaba en esa época, Sleep o Saint Vitus. Nos empezamos entonces a juntar para cambiar música; era como cambiar láminas de algún diario (o tazos, si le hablamos a alguien más joven…) Yo venía con muchísimas cosas de España que aquí nadie o casi nadie conocía: Nations on Fire, Manliftingbanner, HHH, venía con Extreme Noise Terror, Doom, Ripcrord, Septic Death, Heresy, muchísimo Death Metal, Grindcore, Grindnoise… Armamos Alternocidio, y empezamos a tocar los dos, en una pieza en la casa de mis viejos, debe haber sido el ´94, o ’95 como mucho. Era obvio que con ese tráfico de discos que teníamos, que iba desde grabarnos lados B de los Clash hasta copiarse 7” de bandas SxE europeas de esa época, pasando por Pixies o por algún PIL que alguno no tenía, iba a empezar a picar el bichito por armar música. Fue una época muy linda, muy rica, en el sentido de que era como estar aprendiendo todo el día, y empezar a compartir los amigos, armar grupos, luego empezar a hacer redes mucho más grandes, que desembocaron en un montón enorme de actividades (desde la organización del Primer Encuentro Hardcore, a inicios del ’97) hasta momentos en los que recuerdo que tocábamos unas dos veces a la semana de manera regular. De esos primeros años tengo solo buenos recuerdos. Había algo que lo hacía particularmente poderoso, algo muy distinto a lo que vino después y a la experiencia de alguien que hoy podrá tener 30 años o menos; algo de lo que me di cuenta de que era algo que afianzaba mucho los lazos, tanto con las personas con las que te vinculabas a escuchar o a grabar discos, o para ir a tocatas, como con tus propias experiencias con eso que escuchabas. Obviamente no había Internet. Todavía no estaba desatado tan fuerte el CD (era muy caro todavía), y la única manera de tener materiales por toneladas era grabar cassettes (un CD original costaba, más o menos, lo mismo que grabar 25 o 30 en cassettes de 90 minutos). A veces atravesabas varias comunas de Santiago para que alguien te copiara su copia, o encontrarte con la enorme suerte de que alguien tuviera el vinilo o el CD. Había personajes que ya eran gloriosos: el Jero o el Juan Carlos (aka Peruvian), siempre buenos cabros, y lo único que les interesaba era que todos pudiéramos escuchar e intercambiar todo, abrir la cosa. Esa sensación de andar una hora en micro o tener que esperar semanas o meses para poder conseguir algo, que muchas veces te tincó solo por la portada o por el comentario rápido que alguien hizo sobre esa banda, era una sensación increíble. Costaba acceder a los materiales, pero cuando por fin te hacía unas copia, puta que lo disfrutabas. Todavía recuerdo haber tenido que grabar 2 o 3 veces un cassette, porque se hizo mierda te tanto escucharlo.

Cuéntanos a nosotros mortales, en qué bandas has tocado. ¿Tuviste alguna banda en España en esa época? Siempre tocaste bajo? ¿Hiciste algún fanzine en la época? Si mal no recuerdo escribías columnas al menos por aquí y por allá.

Bandas en las que he tocado: Alternocidio, Octopus (que luego fueron S.N.D. y luego Redención 9-11), ambas Hardcore melódico, podríamos decir; un proyectos fallido, con gente de Silencio Absoluto (Lepe, Jero), de Disturbio Menor (Lautaro), que se llamó Frágil. Una banda SxE que nunca proliferó, con Juan Carlos y con gente de lo que después sería Fuerza de Voluntad y R.E.O. (si la memoria no me engaña). Luego, toda la primera formación de Syndie, la primera formación de Antitrust (que en esa época era entre Grindcore, Crust y Powerviolence), y luego una banda que se llamaba Salinger, que creo que fue muy buena, pero que no tenía nada que ver con lo anterior, y que era mucho más lo que uno podría haber etiquetado como Post-Rock. Luego, me pasé del bajo a la guitarra, y empecé a tocar en una nueva formación de Antitrust, completamente Grindcore. Ahí tocaba guitarra y cantaba a veces. Lo último que logramos hacer fueron covers de AntiCimex y Terrorizer, así que con eso lo digo todo. Luego formamos Bajo Tierra, que era una banda de hardcore-punk muy rápido y efectivo, una buena banda tengo el orgullo de decirlo, pero solo alcanzamos a hacer unos 6 o 7 temas, y a tocar unas pocas veces, sin grabar nada. Y desde hace algunos años toco una de las guitarras en Verbum, una banda de DeathDoom, bien oscura, lánguida y desagradable. En España no alcancé a tener ninguna banda, aunque sí traté. Tuvimos un proyecto de Fanzine con el Jero, que se llamó Proceso, pero que pese a tener su primer número armado y listo, nunca se imprimió. Eso debe haber sido 1997-98. Y si mi memoria no me engaña, una vez más, creo que escribí en alguna de las Nuevo Extremo, el fanzine que hacía Joao (de Redención 9-11), y quizá en alguna Cliché (del Guaro). Ah, y alcancé a hacer algunas reseñas de discos en alguno de los primeros números de La Tabla, la primera revista de Skate en Chile, cuando todavía era un Fanzine.

Cuéntanos de tu época sxe pride. ¿Cuánto duro? ¿Te parece aun en este tiempo el sxe relevante? ¿O más bien una pendejada? Yo por ejemplo, sino fuera porque tomo vino, encajaría perfectamente en ese esquema, aunque ni a palos me identificaría con Earth Crisis, por ejemplo.

Mi época SxE debe haber durado unos meses. Alrededor del Primer Encuentro Hardcore. El SxE no me parece relevante, y tampoco sé si enfocarlo como algo que se pueda decir que es relevante o irrelevante. Hay cosas que rescato, obviamente; me parece valioso en sus orígenes el gesto de crear formas de lazos entre las personas a partir de un estilo de vida que oponía una conciencia respecto al consumo de alcohol, drogas y luego que eso se enfocara también hacia el vegetarianismo y el veganismo. Pero nunca he dejado de tener en claro que se trata de decisiones y en ningún caso creo que sea positivo tomárselas en plan “milicia urbana”, “mafia” o “iglesia”, cosa que a todos nos tocó ver. No creo que drogarse o no, o ser vegetariano/vegano o no, se tengan que convertir en temas donde haya quienes promulguen mandamientos. En realidad, no lo creo respecto de ningún tema. Y si me parece que ese fue en algún momento un “tema” en el hardcore, ese fue el mismo segundo en que el hardcore firmó su acta de defunción.

Luego del boom de la escena, te alejaste ¿no? Formamos Salinger, una wea na que ver con punk y que iba por una onda más Tortoise. ¿Qué nos cuentas de esa etapa? Creo que tú tienes más material que yo por ahí archivado. ¿Cuando lo vas a soltar?

Sí, yo me alejé luego de una pelea que hubo en alguna tocata en El Cimarrón. Estupideces, mezcladas con machismo, mezclado con quien era más SxE o más anarcopunk. Una pura pelotudez de infantes. La cosa triste es que varias y varios ya tenían más de treinta. O sea, viejos jugando a quien era más true. Pero bueno, las cosas buenas siempre tienen un final. Salinger estaba muy lejos de eso. Nos empezamos a mover en otros circuitos. Estaba Gatomo Records, había más bandas entre melódicas y tirando a post-rock, más juegos de guitarras, todos empezando a tocar mejor y escuchar muchas más cosas, o al menos a canalizarlas mejor en lo que uno componía. Salinger duró un par de años, si recuerdo bien, y tocamos bastante. Hubo buenas tocatas, grabamos un ep de unos veinte minutos, que nunca salió. Yo la pasé muy bien tocando ahí, y creo que hubo harta gente a la que le gustó ver lo que hacíamos en ese momento. Eso debe haber sido tipo 2001. Tengo algunos ensayos con muy buen sonido, grabados en un Mini Disc que tenía Saito, nuestro baterista… y claro, los voy a soltar apenas nos veamos.

Top 3 de chismes de la escena del 97. A ver…

Chuta, no recuerdo mucho en particular. No sé bien qué sería un chisme. Pero siempre estaba esa distinción entre el hardcore cuico y el no-cuico, distinción típicamente chilena. Obviamente, creo que en el principio eso no estaba en el primer plano, pero luego empezó a agarrar vuelo, hasta que se generaron verdaderas animadversiones entre todos. Y si no las tenías te trataban como a un democratacristiano o algo así. Luego vino la cosa de si eras anarcopunk o straight Edge-deportivo-militante. Lo otro, si eras nacionalista o antipatriota. De las personas prefiero no hablar, para no generarle problemas a nadie, jajaja. Y le guardo muy buen recuerdo a todos y a todas quienes hacían cosas en esa época, entre las bandas, los fanzines, quienes organizaban las tocatas, etc. Obviamente nunca fuimos una familia feliz…como ninguna familia, ¿no?

Por lo que he cachado, en estos días más que nada te gusta el Black Metal. ¿Cómo fue que pasaste de vacilar punk o emo, hip hop o jazz a estar tan entusiasmado por ese género? ¿Crees en Lucifer? ¿Crees que solo un chiste? Hablemos un poco de eso.

No, en realidad no me gusta el Black Metal más que otras cosas. En general, lo que más escucho es Death Metal. Y el metal, como te contaba, era algo que me ha perseguido desde hace como 30 años. Cuando armamos Alternocidio, yo escuchaba siempre Impetigo, Sadistic Intent o Pungent Stench, por darte solo un par de nombres. También mucho Black y Doom. De toda la música que mencionas, probablemente lo único que no he vuelto a escuchar es el Emo, que me parece música para adolescente, excesivamente infantil y afectada. En el fondo, me parece que es música que polariza demasiado ciertos sentimientos y los eleva a una categoría donde se ven y se escuchan de manera ridícula. Normalmente escucho Discharge, hip hop de los noventa (sobre todo cosas del East Coast de esa época, con muchos elementos del jazz o del soul de los 60 y 70), mucho jazz, desde la Mahavishnu hasta hardbop y cosas así. Pero me parece que en ciertos tipos de metal hay algo que no encuentro en otras partes, y que concentra mucho de lo que me llama la atención o que me transmite con más fuerza cosas que encuentro en otros tipos de música. Tengo mis ideas al respecto, pero no las voy a poner sobre la mesa. Básicamente, para decirlo rápido, el metal extremo es una música que no deja de sorprenderme, donde me encuentro siempre con mutaciones y sobre todo con excesos que me parecen muy interesantes en términos creativos, donde los usos se transforman constantemente, y esa me parece que es como su ortodoxia misma. Y, claro, lo que más me gusta es que es una música que exige esfuerzos a quien la escucha, y que repele o provoca resistencias inmediatas en quien no se engancha con ella o en quien tiene reparos anticipados con ella. Además, de que actualmente goza de una salud increíble. En Chile es un caso extraordinario, pero lo bueno es que es algo que está muy bien en muchas partes del globo. No sé realmente cómo relacionar a Lucifer con cuestiones de creencia, con lo que me preguntas sobre si creo en él, como si se tratara de creer en Dios o algo así. Me parece que es un camino, siempre que ese camino no esté trazado y sea algo que se vaya haciendo a tientas. En mi cabeza no está muy lejos el DIY y Lucifer, aunque no comulgue con ninguno de los dos como si fueran “consignas”.

Si no me equivoco la vida te llevo por el lado de la filosofía. ¿Actualmente eres profesor de eso? ¿Has escrito libros? ¿Puedes contarnos un poco de eso? Aun recuerdo que tus padres eran profesores y tenían cachada de libros en la casa. También recuerdo que para un cumple estaba quedando la cagada y al salir tu viejo a mirar estaba el Chico Leo colgado de un palo del techo gritando para que lo metieran al mosh. Jajaja.

Jajaja, sí, trabajo en filosofía. Eso quiere decir básicamente hacer clases, participar en coloquios, escribir artículos… a veces escribir libros. Ya he escrito 3 y vienen dos en camino para los próximos meses. Siempre me interesó eso, de alguna manera. La cuestión es que no sabía bien cómo encauzarlo. Un poco como te decía antes, es como si estuviera todo mezclado: no puedo escribir sin escuchar “músicas fuertes”, porque me desconcentro, no puedo mirar las calles, las cunetas o las escaleras sin que pasen los años de skate por ahí. Me imagino que uno es como un montón de estratos, pero hay direcciones que te mueven y que te van recortando en distintas partes, y que dan la impresión de que te tiraran más en ciertos momentos.

Si volvieras a nacer nuevamente, volverías a nacer en este país?

Es una pregunta extraña, y era una afirmación extraña la de la canción de Justicia Final –“si volviera a nacer nuevamente, volvería a nacer en este país”. Yo creo que volvería a nacer en este país, ya que todo me indica que si naciera en otro país ya no sería yo. Bueno, no es que yo quiera ser yo, o algo así. Pero con el tiempo he pensado que hay cosas ventajosas en este país: el encierro, la sensación de isla y de corte con el resto del universo te obliga a hacer mayores esfuerzos. Lo malo es que ahora ese encierro es pasto para que los chilenos nos hagamos y actuemos nuestra fantasía de lo que es el mundo. Si uno lo ve así no es tan raro que el neoliberalismo haya partido de la forma más cruel en el Chile de los ‘70.

¿Qué opinas de las weas de ahora? Por ejemplo el trap, el regeton. Para mí es como prenderle velas a una teleserie argumentando que es una película de Kubrick. Y cada vez que argumento que es una mierda generalmente recibo contra-comentarios. A mí me molesta por ejemplo que mi hija escuche como Dios a un saco de weas que argumenta que le va a dar por el culo a su mina, etc. Algunos dicen que es el nuevo punk. Que es “rebelde” de verdad. Para mí es mierda. Soy viejo. Tengo el derecho de ser viejo y no tragarme ese cuento. ¿Cómo la vez tú?

Hay varias cosas que hay que poner sobre la mesa cuando se habla de trap o reggaetón. Realmente no los conozco, no los escucho y francamente es muy poco, o nada, lo que me dicen. No me quisiera guiar solo por las letras o por el aspecto de espectáculo, aun cuando entiendo que hay diferencias grandes entre ambos en esos aspectos. También hay muchas veces un prejuicio racista, que tiene que ver con las músicas que nacen en los patios traseros de EE. UU. Si lo comparas con el hip-hop, donde sí me declaro competente para hablar, el tema es que aquí se trata del patio trasero del patio trasero, de Puerto Rico y no del Bronx o de Queens o Atlanta. Eso genera una distancia que es doble, una miseria más lejana geográficamente, completamente dependiente del “gigante del Norte”, pero al mismo tiempo una aspiración todavía mayor a identificarse con ciertos rasgos de quien domina. No digo que en el hip-hop no haya existido algo de eso. Al contrario. Lo que sí me llama la atención es que quienes escuchan hoy reggaetón o trap, al menos con quienes he hablado yo, jamás tuvieron una experiencia con el hip-hop, y en muchos casos lo descartaron rápidamente por considerarlo foráneo y alejado de nuestras realidades. Musicalmente me parecen “géneros” muy pobres, sin muchos desafíos. Pero decir eso es riesgoso porque es comparar unas músicas con otras, y evidentemente nunca encontrarás la capacidad lírica de un Q-Tip o de un GZA en el reggaetón o en el trap, así como nunca tendrás un DJ en serio. Es como si solo hubiera quedado el brillo, las tetas, la marginalidad aspiracional, y se hubiera perdido todo lo demás. Entonces me es muy difícil ver su rebeldía, por su falta de calidad. Alguien me podría decir: “wn, qué calidad le ves a Ramones o a Conflict”, pero lo que me pasa es que cuando he tenido la oportunidad de escuchar reggaetón o trap solo encuentro un patchwork de guiños debilitados que podrían estar mucho más fortalecidos en el hip-hop, el trip-hop, o incluso en el West Coast cuando decidió volver al R’n’B de los años ’80, pero ahora perdiendo también gran parte de las complejidades temáticas y motívicas, líricas y sonoras, de la música afroamericana. Hay gente que me dice que la gran revolución del reggaetón, por ejemplo, es haber puesto nuevamente al cuerpo sobre la mesa. Yo les diría: ¿Qué música no ha hecho eso, qué música no ha remecido el cuerpo y lo ha arrastrado?

Top 6 de discos Hardcore de Chile

Ufff, me la pusiste difícil. Con eso me obligas a hablar de algo demasiado remoto. Sería más fácil si me preguntaras sobre listas de Crust, Death Metal o de SxE de fines de los 80. Obviamente tendría que mencionar los dos splits gloriosos que salieron por Masapunk, el de Disturbio Menor/Silencio Absoluto y el Enfermos Terminales/Disturbio Menor. Las tres eran bandas increíbles. Y digo “eran” porque, pese a que Enfermos y Disturbio sigan tocando y Silencio haya tenido su return, no los volví a escuchar. Pero en su momento fueron bandas increíbles las tres. El Split de Silencio, esperadísimo. Disturbio y Enfermos eras buenísimos en vivo también. Llevamos dos recién. Nada de Público era grandioso. Las primeras cosas que escuché también de Asamblea Internacional del Fuego y de Marcel Duchamp. Ahora, si nos vamos a otras cosas menos hxc, de esos mismos años, tendría que mencionarte a Don Fango, el primer disco de Griz, los de Supersordo, o el “Traga” de Fiskales, la primera vez que lo escuché.

Si antes estábamos en contra de las drogas, los carnívoros, los fachos, los posers, etc. ¿De qué deberíamos estar en contra hoy?

Hoy deberíamos estar en contra de todo lo que nos mantiene a raya, de todo lo que limita lo que podemos llegar a ser o a hacer, de todo lo que desconoce las diferencias entre todxs, y de lo que afirma algunas diferencias sobre otras, imponiéndose. Sobre todo: estar en contra de quienes han hecho de las exclusiones verdaderas consignas u órdenes partidistas.

¿Qué opinas de nosotros en COMBUSTION. Somos unos viejos nostálgicos de mierda?

No, me parece que es una iniciativa excelente, un archivo que creo necesario construir y seguirlo haciendo hacia adelante. Muchxs de nosotrxs de alguna manera nacimos en algo que tuvo que ver con el hardcore y con todo eso a lo que Combustión está respondiendo ahora. De hecho, si cada uno está ahora en sus propios movimientos y haciendo sus propios trayectos es, en buena parte, por toda esa época. Combustión puede ser un gran monumento para esos pequeños momentos que ahora llevamos dentro, y, pese a que a veces es tan fácil olvidarlo, puede ser una forma de recordarnos que esas pequeñas cosas las hicimos con esos impulsos por hacer cosas que todavía nos mueven.

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